Si en la anterior entrada ya había tratado una trilogía literaria, en ésta voy a hacer lo mismo. Y en cuanto a los tres objetos del título, son los que protagonizan los tres tomos de La Materia Oscura: Luces del Norte, La Daga y El Catalejo Lacado, del autor británico Philip Pullman. El primero fue adaptado al cine como La Brújula Dorada (The Golden Compass) por ser éste el título que recibió el libro en Estados Unidos, pero la película (infumable por la mala adaptación y además engañosa) no le hace la menor justicia al libro; afortunadamente, tengo entendido que, dado el fracaso de la película, no se versionarán los otros dos volúmenes. Estos libros me los regalaron cuando cumplí catorce años, y desde el primer momento me impactó la profundidad de la historia, la sorprendente madurez de la narración y sobre todo la desbordante imaginación y el discurso marcadamente antirreligioso del autor.
Luces del Norte (Northern Lights) está ambientado en un mundo muy similar al nuestro pero a la vez muy diferente, pues entre otras cosas parte del alma de las personas reside fuera de sus cuerpos en forma de animales llamados daimonions (dæmons en la versión original), que reflejan la personalidad y otros rasgos de su poseedor y nacen y mueren con él. La protagonista es Lyra Belacqua, una niña huérfana de once años que vive en el Jordan College de Oxford. Los niños comienzan a desaparecer misteriosamente, supuestamente raptados por los extraños “zampones”, y entre ellos el mejor amigo de Lyra, Roger. Acompañada de su daimonion Pantalaimon y con la ayuda de su aletiómetro (una especie de brújula de cuatro agujas que siempre señala a la Verdad, que en griego es alétheia), Lyra irá en busca de su amigo y de la extraña materia dorada bautizada como “Polvo” en su viaje al Norte, donde deberá enfrentarse a temibles enemigos…
La Daga (The Subtle Knife) se ambienta en buena parte en nuestro propio mundo. El protagonista es Will Parry, un chico de doce años que mata por accidente a uno de los hombres que lo acosan a él y a su madre por unas cartas de su padre, desaparecido en una de sus expediciones cuando Will sólo era un bebé. Huyendo de su crimen, Will se refugia en el mundo de Cittàgazze, habitado únicamente por niños, donde conoce a Lyra, la protagonista del tomo anterior. Ambos conocerán a la científica Mary Malone, que investiga unas extrañas partículas doradas de extraordinario comportamiento, y deberán luchar contra nuevas amenazas tanto de nuestro mundo como de Cittàgazze a la vez que intentan hacerse con un nuevo y poderoso objeto por el cual muchos matarían…
El Catalejo Lacado (The Amber Spyglass) constituye el esperado clímax de la trilogía. Mientras que las fuerzas de todos los bandos se preparan para enfrentarse finalmente entre sí, Will y Lyra prosiguen su viaje en busca del mundo de los muertos acompañados del caballero Tialys y lady Salmakia, pertenecientes a la raza de los gallivespianos (diminutos y orgullosos seres antropomorfos, provistos de espolones venenosos en los talones y que montan en libélulas y otros animales amaestrados), perseguidos por nuevos y antiguos enemigos. Por su parte, la doctora Malone, que continúa con sus investigaciones, llega a otro mundo donde será acogida por las hospitalarias y civilizadas criaturas mulefa, que ven como los árboles de su mundo se marchitan lentamente a la vez que se enfrentan a sus acérrimos enemigos: las sanguinarias y crueles aves tualapi…
Como ya dije al principio, desde el primer momento me atrapó la trama de esta trilogía que he releído varias veces a lo largo de mi vida, pues definitivamente estos libros marcan a quienes los leen de una forma absolutamente imborrable. Y puede que tal vez sea precisamente esa marca lo que hace que uno quiera leerlos de nuevo, una y otra vez. Los personajes son tan variopintos que resulta muy difícil elegir uno como favorito, pero de los dos protagonistas creo que me quedo con Will, y en cuanto a los personajes secundarios, Lee Scoresby por su valor y su sentido de la amistad y Serafina Pekkala por su sabiduría y su misticismo. Por otro lado, son de destacar las referencias literarias existentes en los libros, desde una cita de El paraíso perdido de Milton a pequeñas citas de famosos poetas anglosajones como Emily Dickinson, William Blake, etc., pasando incluso por una reescritura del Génesis en la que Adán y Eva descubren que poseen sus propios daimonions tras cometer el pecado original.
En definitiva, éstos son unos libros que merecen tener un lugar en cualquier estantería y que merecen ser leídos al menos una vez en la vida. Porque cuando una persona los lee, ya no vuelve a ver el mundo como antes.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros