viernes, 29 de abril de 2011

Milana bonita…

No me cabe duda de que con este título reconoceréis enseguida la “frase mágica” del tierno Azarías, personaje principal de Los santos inocentes (1982), de Miguel Delibes. Leí esta novela el verano pasado, a la muerte de su autor (y eso que el libro está en mi casa desde antes de que yo naciera, junto con El camino y Las ratas…) y después de haber visto la película. Tanto uno como otra me impactaron profundamente.

La historia transcurre en el cortijo de una marquesa en los años 60. Paco, el Bajo, y Régula, su esposa, son los porteros del cortijo y malviven en su choza junto con sus cuatro hijos. Azarías, hermano de Régula y dotado de una leve discapacidad psíquica, trabaja en un cortijo próximo cuidando de los animales; en especial de los pájaros, a los que invariablemente llama “milana bonita” (sobre todo al viejo búho Gran Duque). Sin embargo, Azarías es despedido por su edad avanzada y sus extrañas y antihigiénicas costumbres, y tiene que ser acogido por su hermana.

A lo largo de los seis capítulos y las poco más de cien páginas, seremos testigos de las diferencias abismales entre el lujo de la marquesa y su familia y la miseria de Paco y los suyos, junto con las crueldades e indiferencias de los primeros por los segundos…

lsi

No he podido encontrar la portada de la edición que leí (una muy antigua de Cïrculo de Lectores que mostraba un dibujo de Azarías con la “milana”), de modo que pongo una portada moderna que, al menos en mi opinión, refleja bastante bien el espíritu del libro. Y abajo, una imagen de la adaptación cinematográfica.

pacoyfamilia

Ante vosotros, la humilde familia de Paco, el Bajo, tal y como nos la representa Mario Camus en su película. De izda. a dcha., Quirce, Nieves, Régula con la Niña Chica en brazos, Paco y Azarías con la grajilla (su nueva “milana”) en el hombro.

Los santos inocentes tiene un estilo muy peculiar; la narración se dispone en forma de largos párrafos sin apenas conjunciones entre sí, pero se unen a los párrafos siguientes (incluidas las partes dialogadas) con conjunciones solitarias. Imagino que Delibes trata de darle un ritmo estudiadamente desordenado a la novela, para mostrarnos a los personajes y su mundo con las palabras de alguien de origen humilde (Azarías o Paco) que se aturrulla al hablar, que quiere contar muchas cosas y explicarlo todo a la vez, tanto la trama como el contexto y las circunstancias de todos los personajes; gracias a eso, podemos conocer prácticamente todo de ellos.

El libro trata de forma implícita una buena cantidad de temas, pero debo destacar la relación entre el hombre y la naturaleza, puesto que esta última adquiere un papel cuasi-protagonista. Para empezar, el libro está dedicado nada menos que a Félix Rodríguez de la Fuente, buen amigo de Delibes, que ya había fallecido por aquel entonces. Dicha relación hombre-naturaleza aparece plasmada en tres grados: uno máximo, representado por Azarías (un “buen salvaje” a la española); uno intermedio, en el que están los campesinos (quieren a su tierra, que les da el sustento, pero no la aman con el fervor de Azarías); y uno mínimo simbolizado por la marquesa y su familia (sobre todo el señorito Iván, obsesionado con cazar todo el santo día), que son gente de ciudad.

Por otro lado, considero que hablar de esta novela, posiblemente la más popular de Delibes, implica forzosamente (aunque mi blog sea de carácter literario) hablar también de su estupenda adaptación cinematográfica por Camus, aunque se tomó un par de libertades. En primer lugar, Paco y Régula tienen tres hijos. El más pequeño, Rogelio, fue suprimido de la adaptación cinematográfica por su escaso peso en la novela. En segundo lugar, la trama de película transcurre en clave de flash-back: podemos ver a Paco y Régula viviendo en una choza perdida en el campo mientras que Quirce y Nieves han emigrado a la ciudad, y con el hijo varón como hilo conductor, reconstruimos la historia. Por lo demás, la adaptación es muy fiel, y las interpretaciones magníficas.

En fin, queridos Rebeldes, podemos ver que hoy ha tocado recomendar tanto una novela como su película homónima. Considero que Azarías es un personaje que merece ser conocido y querido por los lectores. De hecho, se me ha pegado la frase “Milana bonita”…, y me he propuesto salir algún día al monte a “correr el cárabo”, por lo menos una vez en mi vida. ¿Que qué es “correr el cárabo”? Si queréis saberlo, leeos este libro.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros