viernes, 26 de septiembre de 2008

Amar consiste en creer haber encontrado una tortuga veloz

Nuevamente nos encontramos ante otra "frase mágica", cosecha del gran sabio Pe Cas Cor y perteneciente al primer libro español del que voy a hablar en mi blog: Qué poca prisa se da el amor, de Martín Casariego Córdoba, una novela juvenil escrita en 1997, así que quienes se lean este libro tras mi recomendación, que no se extrañen si se habla aún de las pesetas, de los cursos de B.U.P y de C.O.U. y de fenómenos que en ese momento fueron novedosos y ahora los recordamos de vez en cuando, como la clonación de la oveja Dolly.
En cualquier caso, la novela trata la historia de Alejandro, un chico madrileño que, a pesar de ser muy buen estudiante, ha suspendido Selectividad con un 2,4 y que decide quedarse estudiando en casa mientras que sus padres y su hermano mayor se van a la playa. Mientras estudia y lee otros libros, Alejandro se lamenta de que su vida es muy aburrida, que no ha hecho nada demasiado emocionante y sobre todo que nunca ha vivido una historia de amor, sin darse cuenta de que ya está empezando a vivir una: Maite, la chica que va a limpiar a su casa tres veces por semana, tiene problemas con su novio y ha empezado a fijarse en Alejandro...


Si tengo que elegir un libro favorito entre todos los que tengo y he leído, éste se acerca peligrosamente a ese puesto. Me lo leí cuando tenía catorce o quince años porque lo vi años atrás en una revista; un día de verano me lo encontré por casualidad yendo de compras y no lo dudé. Me pasé los días siguientes riéndome a carcajadas (sobre todo con las intervenciones de Javi, el mejor amigo de Alejandro), aunque también sintiendo un poco de pena por los desencuentros de la pareja (atención al del capítulo que empieza con "¿Qué demonios es esto?"). Por otra parte, he de destacar al personaje de Alejandro ya no sólo como chico de buen corazón y romántico hasta la médula, sino también como ávido lector, y ello se demuestra en que Martín Casariego disemina por el libro montones de datos curiosos del tipo "¿Sabías que...?" que se encuentra Alejandro en sus lecturas y que se enlazan maravillosamente con la trama.
En fin, sólo puedo tener buenas palabras para este libro tan especial. Únicamente debo añadir que si los lectores de mi blog alguna vez se encuentran con esta novela tan fresca y veraniega que no duden en echar mano de ella, tanto para devorar la historia de amor de Alejandro y Maite como para saber quién es Pe Cas Cor.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros

domingo, 21 de septiembre de 2008

Tiene huevos la cosa...

No, no pretendo ser mal hablada ni ordinaria ni nada por el estilo. Lo digo en sentido literal, porque de huevos va mi segunda recomendación. Se trata de Ciudad de ladrones (City of thieves), de David Benioff, autor también de Descalza sobre el trébol y otros relatos y La última hora (ésta última llevada al cine bajo el título de La última noche) y guionista de cine (tanto de su propia novela como de otras películas como Troya o precisamente Cometas en el cielo).

La novela relata la historia ficticia (aunque en ningún momento lo parezca) de dos jóvenes rusos en Leningrado en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial. Lev Abramóvich Beniov es un chico judío de diecisiete años, huérfano de padre, que decide quedarse en la ciudad contra la voluntad de su madre para ser testigo directo de la guerra. La Nochevieja de ese año es arrestado por saltarse el toque de queda y además desvalijar el cadáver de un paracaidista alemán y no entregarle sus pertenencias a los partisanos rusos. En la cárcel conoce a Nikolái Alexándrovich Vlasov (alias Kolya), un veinteañero irónico y optimista que no se calla ni debajo del agua y que está acusado de deserción. A las pocas horas de su arresto, Lev y Kolya son inesperadamente liberados y conducidos a la casa del coronel Grechov, que les propone una insólita forma de salvarse del paredón: en un plazo de cinco días, desprovistos de cartillas de racionamiento y con una carta del coronel por único documento de identificación, deberán encontrar una docena de huevos para el pastel de bodas de su hija...


Ciudad de ladrones ofrece un retrato excepcional de la Rusia devastada por la guerra, llena de buena y mala gente que hace todo lo posible por sobrevivir a las penurias del hambre y del intenso frío invernal, recurriendo desde a venderlo todo por conseguir comida hasta el canibalismo, y también por evadirse y buscar consuelo en sus semejantes. Pero sorprendentemente, y a pesar del contexto y la situación, la novela también tiene sus puntos humorísticos, de los que la estrella indiscutible es Kolya. En efecto, este personaje se pasa media novela contando chistes y hablando de literatura (es de destacar El podenco del patio, quienes lean Ciudad de ladrones sabrán de qué hablo) y la otra media contando más chistes y hablando de (y practicando) sexo. También es importante destacar el papel del ajedrez en la historia, como destreza propia de Lev y como tema de conversación.


En fin, debo decir que esta novela es muy buena, aunque lamentablemente hay bastantes gazapos de traducción (he de decir que estudio Traducción e Interpretación, y me fijo mucho en estos detalles), desde anglicismos y algún que otro galicismo (Es por eso que..., que viene del francés C'est pour ça que...) a fallos notables como escribir "el Viejo Testamento" en lugar de "el Antiguo Testamento"; por otro lado, también se agradecerían algunas notas aclaratorias más aparte de las dos o tres que vienen en el libro. Pero bueno, esperemos que en próximas ediciones desaparezcan estos errores y el lector se encuentre con gran cantidad de información dispuesta en pequeñas líneas a los pies de este estupendo libro.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros

lunes, 15 de septiembre de 2008

¡Por ti lo haría mil veces!

Ésta es la "frase mágica" del primer libro que voy a recomendar en mi blog. Se trata de Cometas en el cielo, ópera prima del afgano Khaled Hosseini. La verdad es que el libro me lo leí en su versión original inglesa (The Kite Runner) porque nos lo mandó una profesora para la Escuela Oficial de Idiomas, y jamás dejaré de darle las gracias por ello. El libro, del que ya realizaron la película (bastante buena, por cierto), relata la historia de dos niños, Amir y Hassan, en el Kabul de los años setenta. Amir pertenece a la raza pastún, mientras que Hassan es un hazara que trabaja para él de criado, igual que pasa con sus respectivos padres. Amir sueña con ganar el torneo anual de vuelo de cometas que se celebra todos los inviernos en Kabul para así lograr el afecto de su padre, que casi nunca le hace caso, y para ello será capaz de todo, incluso poner en peligro su amistad con Hassan...
El libro es verdaderamente una joya. No sólo por su buena narración, sus excelentes personajes, la delicadeza con la que se tratan sus temas y por la vívida descripción de un Kabul que vivió unos tiempos mucho mejores que los actuales, sino porque también, en un claro intento de meternos en su cultura y sus costumbres, Hosseini deja caer a lo largo de todo el libro numerosas palabras y expresiones en farsi (la lengua de Afganistán, Pakistán, Irán, etc.) que nos permiten conocer un poco de esta lengua. Quién sabe si un día uno de nosotros haya de viajar allí...
En fin, como ya se ha visto sólo puedo deshacerme en elogios ante este libro, al que solamente le encuentro una pequeña pega: precisamente el hecho de que sea tan bueno, porque en mi familia hay que coger número para leérselo. Pero bueno, de momento, mientras espero a conseguir Mil soles espléndidos (la segunda novela de Hosseini), sólo puedo decir una cosa: Tashakor, Hosseini sahib (Gracias, señor Hosseini).
Hasta la próxima página,

La Rebelde de los
Libros

viernes, 12 de septiembre de 2008

Aquí estoy yo

¿Qué tal, internautas? Sé que éste sólo supondrá para vosotros un Blog más, pero vamos, me apetece presentarme y decir lo que pone en el título: aquí estoy yo. Podéis llamarme La Rebelde de los Libros, y ahora supongo que os preguntaréis con toda justificación que de dónde viene este nombre. Pues bien, os lo diré:
Todo empezó el día que cierto escritor que responde a las iniciales A. M. declaró en una entrevista (a la que me habría encantado asistir) que en el futuro leer sería un acto de rebeldía. Aquella frase me llegó, y aunque siempre me ha encantado leer, desde que leí aquella frase me gusta leer todavía más, porque me doy cuenta de que la mayoría de la gente pasa olímpicamente de los libros (y ya no digamos de las bibliotecas), y es realmente una pena, porque se pierden un mundo lleno de sorpresas, de misterios y de otros muchos mundos, los que están dentro de los libros.
Pero en fin, espero que un día se dignen a dar el primer paso y comenzar a adentrarse en el mundo de las letras impresas. Ya no sólo porque se viven muchas vidas leyendo, sino porque también, de hecho, se ha demostrado que leer mucho alarga la vida, biológicamente hablando.
A través de este Blog, intentaré recomendar algunos buenos libros que he tenido la suerte de haber tenido en mis manos, y así propagar la Rebeldía entre quienes se encuentran frente a la pantalla del ordenador.
Para terminar, sólo me queda añadir un proverbio árabe que se ha convertido en uno de mis favoritos:
"Una hora de lectura es una hora robada al
Paraíso"
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los
Libros