martes, 23 de noviembre de 2010

En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida no

Este título forma parte de una cita del libro El loro de Flaubert, de Julian Barnes. De hecho, la cita completa es así:

Los libros dicen: “Ella hizo esto porque…”. Pero la vida sólo dice: “Ella hizo esto”.

En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida no.

Pero no es éste el libro que hoy trato, sino la antología de relatos cortos La terapia del son (2007), ópera prima del sevillano Luis Miguel Rufino, compuesta de historias escritas entre 2004 y 2005. Este libro llegó a mis manos como regalo de cumpleaños de parte de Nobody-chan, quien lo había leído antes, y a quien le doy las gracias.

El libro comienza con un prólogo a cargo del escritor Fernando Iwasaki, quien alaba de forma muy literaria el estilo de Luis Miguel Rufino; al ser éste economista, Iwasaki opina que los de su profesión llevan el título en la ficción, pues trabajan con datos incorpóreos e impredecibles, que provocan situaciones tan inverosímiles como las historias que escribe (“baja la bolsa en Nueva York y a uno de Triana le suben la hipoteca”); asimismo, define a Rufino como “economista de profesión y escritor de vocación y viceversa”.

terapia

Si he hecho otras recomendaciones antes que este libro, fue porque quise releérmelo de nuevo y tener más frescas las historias que en él se tratan. Y considero que ha sido una buena decisión, porque el material que encontramos en La terapia del son es verdaderamente heterogéneo y merece ser leído detenidamente.

Algunas historias son dolorosamente realistas, como Mis hombres de azul añil o La vida son flores, mientras que otras tienen tintes algo más fantasiosos, como La sirena del Estrecho. Unas son bastante optimistas, como la que da nombre a la antología (y que también se titula El taxista de la Habana) y Su conferencia con Madrid (me habría encantado haber sido testigo de aquella escena); otras, en cambio, resultan impactantemente tristes, como Mi amor que ya no duerme o El hombre que se defendía tocando las maracas (esta última se convirtió posteriormente en una novela corta; a ver si doy con ella, porque el principio es muy prometedor). Sin embargo, haciendo honor a la cita que acompaña al libro, todos los relatos poseen un halo de apertura, de incompletitud, porque pretenden mostrar que, como con la propia vida, siempre queda algo sin explicar, siempre queda alguna duda sobre lo pasado, lo futuro y tantas otras cosas.

Considero, finalmente, que los lectores especialmente aficionados a los relatos cortos encontrarán en La terapia del son una lectura muy especial, cargada de estilos tan distintos como los relatos que aparecen en esta antología. No me cabe duda de que la disfrutarán.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros