viernes, 24 de septiembre de 2010

Más vale libertino conocido que seductora por conocer

Con este título me refiero al Vizconde de Valmont y a la Marquesa de Merteuil, figuras cumbre de Las amistades peligrosas (Les Liaisons Dangereuses; 1782), del militar francés Pierre Choderlos de Laclos. Llevaba mucho tiempo deseando leer esta novela, y por fin tuve la oportunidad de hacerlo cuando en una asignatura la profesora nos mandó traducir fragmentos de novelas y poemas franceses. Pedí que me dejase trabajar con este libro, y así conseguí que cayese en mis manos.

Asumiendo el papel de editor, Laclos nos narra en esta novela epistolar los fraudes y tejemanejes de los mencionados nobles, manipuladores y disolutos, si bien ella debe ocultar esta faceta por su condición de mujer. Cuando un ex-amante de la viuda Merteuil vaya a casarse con la joven Cécile Volanges, hija de una prima lejana de la Marquesa, ésta le pedirá a Valmont que seduzca y corrompa a la futura novia mientras finge ayudarla en sus amores con el caballero Danceny. Sin embargo, Valmont tiene entre manos un reto mucho más difícil e interesante: seducir a la virtuosa Presidenta de Tourvel, una dama burguesa felizmente casada y muy religiosa. Cuando ambos retos se unan, el caos y el escándalo estarán servidos…

amistadespeligrosas

Cuando Laclos comenzó a escribir Las amistades peligrosas, comentó que iba a crear una obra que hiciera ruido, que causara conmoción mientras viviera y siguiera haciéndolo después de su muerte. Y lo consiguió con creces: adornada con ilustraciones muy adecuadas, desde su publicación le llovieron las alabanzas, pero también los vituperios por parte de los sectores más conservadores y, naturalmente, la alta nobleza satirizada en la novela. Esta obra se enmarca en la novela libertina del siglo XVIII, en la que los personajes olvidan cualquier sentimiento de piedad religiosa o decoro y recurren a toda clase de artimañas y manipulaciones para lograr sus fines.

Por otro lado, Laclos rompe el molde del modelo femenino de esta corriente literaria (mujeres virtuosas pero corruptibles, como la Presidenta de Tourvel) para crear un modelo de mujer corruptora; es admirable la carta LXXXI, en la que la Marquesa relata al Vizconde su propia adolescencia y sus inicios como amante y seductora. Sin embargo, y pese al carácter un tanto impúdico de la novela, presenta una finalidad claramente moralizante: es necesario tener cuidado con la influencia que posee la gente sobre nosotros, pues hasta la persona que parece más decente y respetable puede ocultar tras su fachada un álter ego maquiavélico y cruel.

La novela ha sido llevada a la gran pantalla en algunas ocasiones con mayor o menor fidelidad al libro, que también ha inspirado un par de series televisivas. Las adaptaciones más conocidas son la película homónima de 1988, Valmont (1989) y Crueles intenciones, de 2003.

appelicula

Me he sentido muy tentada de incluir en la entrada el tráiler de la primera de las películas que he citado (es la única que he visto, y no está nada mal), pero prefiero poner el cartel en su lugar para no adelantaros demasiados hechos de la obra (como podéis ver, el reparto no es moco de pavo). De los personajes de la obra, me quedo con el trío protagonista (una noble de alta cuna sin escrúpulos, un seductor con algo de corazón y una dama decente con muy mala suerte), además de la anciana Madame de Rosemonde, la amable y comprensiva tía de Valmont.

Debo añadir como última observación que, por desgracia, hoy casi nunca se recuerda esta novela por su ironía, su sátira social y mucho menos su finalidad moral, sino que sólo se menciona su parte carnal y se habla de ella como una novela erótica, en el mejor de los casos. Así pues, si alguna vez coincidís con este libro, intentad no dejaros llevar por su parte carnal; antes bien tratad de concentraros en las urdimbres de la terrible pareja. Y por supuesto, mucho cuidado con las influencias ajenas…

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros

jueves, 16 de septiembre de 2010

Feliz, feliz en tu día…

Sí, queridos Rebeldes, el blog cumple ya dos años. Se me ha pasado un poco la fecha porque he tenido unos días un poco atareados, pero estoy muy orgullosa de ver crecer mi blog y de seguir recomendando todos los libros que caen en mis manos. ¿Recordáis la tarta del año pasado? Pues bien, aquí tenemos otra…

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Qué bonita, ¿verdad? Pues ya podéis serviros un pedazo a mi salud, la vuestra y la del blog. Y si podéis amenizar el momento con algo de lectura, mejor todavía. Eso sí, cuidado con manchar el libro de tarta.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros

martes, 14 de septiembre de 2010

Me llamo Kvothe. Ésta es mi auténtica historia.

Así se presenta el protagonista de El nombre del viento (The Name of the Wind; 2009), ópera prima de Patrick Rothfuss y primer tomo de la trilogía Crónica del Asesino de Reyes. Vi este libro recomendado en una revista, y desde que lo miré supe que esta novela olía a dos cosas: a éxito y a buen libro (en la literautra actual, normalmente los dos olores no aparecen juntos, y en los best-sellers, menos).

Kvothe (pronúnciese “Cuóuz”), otrora héroe legendario, vive ahora bajo el nombre falso de Kote y regenta la humilde posada Roca de Guía. Al ser reconocido por el escritor Devan Lochees (denominado “El Cronista” a lo largo de casi toda la obra), que convalece en su posada, Kvothe se verá obligado a contarle su historia durante tres noches. El nombre del viento se corresponde con la primera noche: su feliz infancia, su durísima adolescencia y su primer y turbulento año en la Universidad…

Considero que el mensaje con el que Kvothe se presenta y relata algunos de los hechos de su vida merece conocerse por entero, así que por eso he añadido este vídeo (un “tráiler” realizado por la editorial Mondadori, aunque, la verdad sea dicha, me leí una edición de Círculo) a la entrada en lugar de la portada del libro, como suelo hacer.

Por otro lado, para ser su primera obra, Patrick Rothfuss escribe con verdadera maestría; no en vano empleó ni más ni menos que catorce años para que este libro viera la luz (siete años para escribirlo, y otros siete para pulirlo y publicarlo). Además, él mismo declaró en una entrevista que puso todo su empeño en escribir algo diferente, pues según él muchos autores parecen emplear siempre los mismos recursos como si fuera una receta de cocina. Y en mi opinión, el primer plato de su menú deja muy buen sabor de boca y ganas de probar más: los países, la religión, las costumbres e historias, los poemas y canciones típicos… Rothfuss realmente se ha esforzado por construir un mundo sólido y bien cimentado, con creencias muy interesantes y mitos bien construidos.

El personaje de Kvothe me encanta en todos los aspectos, y especialmente por su ansia de saber, su tremenda fuerza para salir adelante pese a los miles de obstáculos (de tipo humano, en su mayoría), su habilidad y creatividad como músico y su ironía (lo que me habré reído con las pullas que le lanza a Ambrose). De los personajes secundarios, considero a la lunática Auri una chica tan dulce como enigmática; creo que aún nos guarda alguna sorpresa más (y de momento es la única chica en la que no se ha fijado Kvothe). Y de los villanos, encuentro a los Chandrian sumamente fascinantes; me muero de ganas de conocer más datos sobre ellos, empezando, por supuesto, por saber qué son exactamente.

Así pues, es fácil darse cuenta de las tremendas ganas que tengo de leer el siguiente tomo de esta trilogía; se sabe que se titulará The Wise Man’s Fear (El temor del sabio) y se espera que se publique en marzo del próximo año. Por supuesto, esperemos que esta fecha hipotética sea más o menos correcta y que no emplee otros catorce años en contarnos las aventuras y desventuras de Kvothe y los demás.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros