lunes, 17 de febrero de 2014

A veces, las barreras están para saltárselas

¡Hola, Rebeldes! Aunque sea con más de un mes de retraso, os felicito hoy el año nuevo, cosa que no he podido hacer antes porque se me han juntado la vuelta a clase, la gripe, las prácticas del Máster y la gripe (sí, dos veces en lo que va de año…).

Pero en fin, este nuevo año está lleno de oportunidades de escribir varias recomendaciones. Para empezar, el libro que hoy nos ocupa es uno de los que más me han gustado en estos últimos años: la ópera prima de la estadounidense Kathryn Stockett, Criadas y señoras (The Help; 2010). Lo vi en el catálogo de Círculo de Lectores, y pensé que tenía buena pinta, por lo que me dije a mí misma: “Éste cae”. Con lo que no contaba era con el exitazo que tendría el libro gracias al tradicional sistema del boca-oreja, y más aún con su estupenda adaptación a la gran pantalla (la sala del cine estaba llena a reventar, y eso que era de las pequeñitas).

Pero antes de hablar de esta historia, primero quiero presentaros a las tres protagonistas.

  • Aibileen Clark: Una criada negra que ha cuidado de diecisiete niños blancos y ha visto morir a su propio hijo en un accidente laboral. Ahora se ocupa de la pequeña Mae Mobley Leefolt, de dos añitos de edad, y a la que adora.
  • Eugenia Phelan, alias “Skeeter”: Joven blanca recién licenciada en la universidad. Idealista y de firmes principios, sueña con convertirse en una gran escritora, mientras que su madre sueña con verla bien casada y establecida.
  • Minny Jackson: De puertas para afuera, una criada negra deslenguada y bravucona, capaz de aguantar carros y carretas. De puertas para adentro, una madre de familia atemorizada por los maltratos de su marido.

Muy bien, sigamos. La trama de la historia se desarrolla en Jackson (Misisipi), en los años sesenta. Skeeter vuelve a casa tras acabar sus estudios, y descubre que Constantine, la criada negra que la cuidó, ha desaparecido y nadie, sobre todo su madre, quiere hablar de ella. Mientras que Aibileen trata de educar en la igualdad y en la falta de prejuicios a su niña, Minny se las ha de ver tanto con su antigua jefa, la racista y malévola Hilly Holbrook, como con la nueva, la torpe y simpática Celia Foote. A todo esto hemos de añadirle que Skeeter busca inspiración para su primer libro, y se le ocurre investigar en la relación entre las criadas negras y las señoritas blancas…

criadasyseñoras

(Portada de la primera edición en español. No he logrado encontrar la de Círculo)

Esta novela llegó a mi vida como un soplo de aire fresco. No sólo trata de una historia de tensiones y diferencias entre dos grupos por motivos raciales y económicos; sino que también es una historia de conflictos generacionales (principalmente, entre Skeeter y su madre) y de pareja, de secretos (a mí me rompió el corazón el secreto de los rosales de Celia) y de mentiras. Y ya que hablamos de corazones rotos, tengo que citar un extracto de un diálogo que me impactó profundamente, ya que por esas fechas había perdido a un pariente muy querido por culpa de esa maldita enfermedad llamada cáncer (tranquilos, he hecho las modificaciones pertinentes para no reventar nada a nadie):

“[…] Ya he visto esto antes. A veces, se tiene un repentino resurgir de fuerzas. Supongo que es un regalo de Dios, que les concede un poco más de tiempo para que puedan resolver sus asuntos pendientes. Pero eso es todo, cariño. No esperes mucho más.”

Por otra parte, a pesar de todo lo bueno que he contado, el libro también tiene sus faltas, pues la autora no sólo profundiza apenas en los conflictos racistas graves, sino que se olvida de una parte importante de la vida de las criadas negras en esta época: los abusos sexuales que sufrieron por parte de los hombres blancos; de hecho, el tema aparece mencionado muy de pasada, sólo cuando una chica le cuenta a Skeeter lo que le hizo su jefe. Pero en fin, nada ni nadie es perfecto.

Estoy segura de que queréis empezar el año con muy buen pie, así que si tenéis dudas sobre qué libro elegir para sobrellevar las frías tardes invernales, éste es una estupenda opción.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros

1 comentario:

Estefanía dijo...

En primer lugar quiero dejar claro que no he llegado a leer este libro, por lo que hablo desde el desconocimiento salvo por lo que comentas y por la traducción que tuve que hacer del tráiler de la película.

Últimamente el tema de la discriminación está bastante de moda, es por eso que no me extraña lo más mínimo que tanto el libro como la película hayan tenido éxito (en esta caso y corrígeme si me equivoco, veo norma que una sala pequeña se llene antes que una grande, pero quizá no he entendido bien lo que querías decir).

Aunque generalmente colarme en la vida doméstica de los personajes no es mi forma favorita de literatura, reconozco que hay casos en los que no solo me apetece, sino que me maravilla contemplar el día a día descrito en los libros, descubrir esos pequeños secretos y fallos.

Así, creo comprender que el verdadero sentido de este libro puede ser, en mi humilde opinión,una reflexión no del racismo recalcitrante que consideraba a una persona escoria solo por ser de raza negra, sino de esos pequeños detalles que hacían la diferencia en la vida diaria, como salir de la casa para ir al baño y cosas parecidas.

En este caso veo innecesaria la apreciación de que deberían haber mostrado los abusos sexuales de un modo más gráfico. No veo la necesidad, especialmente si ya contamos con ese tema contado de una forma más trágica y elegante, como lo que es, un horror que se conoce y del que oímos hablar pero que no se ve y por eso mismo resulta tan terrible.

Es más, creo que mostrarlo en primera persona habría resultado innecesariamente morboso dado el tono de la historia y que su tema principal es la diferencia entre mujeres de la época. Todas y cada una de ellas eran menospreciadas de diferentes formas por los hombres, lo que hace más dolorosas las pequeñas diferencias que entre ellas mismas construyen, las barreras de las que hablas en el título.

Sin conocer la situación en la que está englobada la cita la verdad es que cuesta un poco comprenderla, pero estoy segura de que cuando la lea en su contexto resultará verdaderamente emotiva.

Espero sinceramente poder leer este libro algún día, cuando haya terminado con la torre de lecturas que tengo pendiente.

Gracias por la entrada y no dejes de postear.