domingo, 28 de junio de 2009

Recogiendo flores por tierras vascas

¡Saludos, mis queridos rebeldes! Es para mí un gran placer anunciaros que por fin ya estoy de vacaciones, y por lo tanto podré colgar numerosas entradas a lo largo de todo el verano; tengo mucho material que recomendaros, y todos sabemos que la época estival es ideal para devorar novelas (aunque como reza el lema de mi reloj, “cualquier hora es buena para leer”).

Respecto a mi recomendación de hoy, se trata de la novela La flor de la argoma, de la escritora Toti Martínez de Lezea. La obra debe su título a la argoma (Ulex europaeus), también conocida como aliaga, aulaga o tojo y que es un arbusto espinoso muy común de Navarra y el País Vasco. Posee flores de un amarillo vivo y, según la creencia popular, ayuda a encontrar el amor.

argoma


¿Bonita, verdad? Bien, volviendo a la novela, La flor de la argoma relata un drama histórico que tiene lugar en el siglo XIX, en tiempos de la Tercera Guerra Carlista, y relata la historia de los hermanos Urrondo: Bittor (supongo que equivaldrá a Víctor), Eladio, Agustín y Tomás. Al morir sus padres, son enviados a vivir con los jesuitas de Loyola hasta que la casa religiosa queda clausurada por la expulsión de la reina Isabel II. Los cuatro hermanos vuelven a su caserío Urondoa en el valle de Araotz de Oñati y se ven envueltos contra su voluntad en los enfrentamientos entre uno y otro bando. Así, mientras que Agustín se ordena sacerdote y Tomás sueña con combatir en la guerra, Bittor y Eladio se verán separados por sus ideas y lucharán entre sí, tanto por la propiedad del caserío y sus tierras como por el amor de una mujer, la bella Julia Iturralde…


Al igual que con La elegancia del erizo, recibí este libro como regalo de Navidad, y aunque al principio no me atrajo mucho, después no podía parar de leer; ya no sólo por la historia, sino también por saber más de las costumbres y tradiciones (en especial los viejos mitos y leyendas, a los que soy gran aficionada) de la gente de más al norte. Por otro lado, la autora puede presumir de haberme dado más de una sorpresa, y en especial una del tipo “Hay que ver qué pequeño es el mundo” en los últimos capítulos.

En fin, si buscáis una novela con drama, amor y ambientada en una época poco tratada, pero sin despegarse de la Historia (la novela tiene un pequeño apéndice de bibliografías al final), seguro que ésta os va a gustar.

Hasta la próxima página,

La Rebelde de los Libros

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