Este título forma parte de una cita del libro El loro de Flaubert, de Julian Barnes. De hecho, la cita completa es así:
Los libros dicen: “Ella hizo esto porque…”. Pero la vida sólo dice: “Ella hizo esto”.
En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida no.
Pero no es éste el libro que hoy trato, sino la antología de relatos cortos La terapia del son (2007), ópera prima del sevillano Luis Miguel Rufino, compuesta de historias escritas entre 2004 y 2005. Este libro llegó a mis manos como regalo de cumpleaños de parte de Nobody-chan, quien lo había leído antes, y a quien le doy las gracias.
El libro comienza con un prólogo a cargo del escritor Fernando Iwasaki, quien alaba de forma muy literaria el estilo de Luis Miguel Rufino; al ser éste economista, Iwasaki opina que los de su profesión llevan el título en la ficción, pues trabajan con datos incorpóreos e impredecibles, que provocan situaciones tan inverosímiles como las historias que escribe (“baja la bolsa en Nueva York y a uno de Triana le suben la hipoteca”); asimismo, define a Rufino como “economista de profesión y escritor de vocación y viceversa”.
Si he hecho otras recomendaciones antes que este libro, fue porque quise releérmelo de nuevo y tener más frescas las historias que en él se tratan. Y considero que ha sido una buena decisión, porque el material que encontramos en La terapia del son es verdaderamente heterogéneo y merece ser leído detenidamente.
Algunas historias son dolorosamente realistas, como Mis hombres de azul añil o La vida son flores, mientras que otras tienen tintes algo más fantasiosos, como La sirena del Estrecho. Unas son bastante optimistas, como la que da nombre a la antología (y que también se titula El taxista de la Habana) y Su conferencia con Madrid (me habría encantado haber sido testigo de aquella escena); otras, en cambio, resultan impactantemente tristes, como Mi amor que ya no duerme o El hombre que se defendía tocando las maracas (esta última se convirtió posteriormente en una novela corta; a ver si doy con ella, porque el principio es muy prometedor). Sin embargo, haciendo honor a la cita que acompaña al libro, todos los relatos poseen un halo de apertura, de incompletitud, porque pretenden mostrar que, como con la propia vida, siempre queda algo sin explicar, siempre queda alguna duda sobre lo pasado, lo futuro y tantas otras cosas.
Considero, finalmente, que los lectores especialmente aficionados a los relatos cortos encontrarán en La terapia del son una lectura muy especial, cargada de estilos tan distintos como los relatos que aparecen en esta antología. No me cabe duda de que la disfrutarán.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros
3 comentarios:
También tuve la oportunidad de leer estos relatos y celebro, sobre todo, uno de tus comentarios, el que liga la cita de Flaubert que aparece en las primeras páginas con el espíritu de la obra: en los libros las cosas quedan explicadoas, en la vida, no.
Por eso estos relatos son más vida que literatura.
Sigue con esta estupenda página. Gracias.
Hola Rebelde.
El libro que dices que te gustaría leer, "El hombre que se defendía tocando las maracas", está descatalogado.
Tengo una copia en pdf.
Si quieres, te la paso.
No pones correo en tu blog, así que contesta por aquí a donde te mando el pdf.
Buen sábado.
Los relatos de la Terapia del Son sirven justo para eso, a mi modo de ver. Por ello, hay que tomarlos en pequeñas dosis, leerlos despacio, por separado, disfrutar cada historia desconectada de las demás. Algunos curaron mi aburrimiento, otros mi hastío y los que más, el alma.
Publicar un comentario