Al menos, creo que ésa es la conclusión principal que pueda sacarse de la cuarta novela de Jane Austen, porque Mansfield Park (1814) es la novela más larga, compleja y oscura de nuestra autora, y además este libro tiene muchas y muy distintas facetas.
La novela, que toma su título del nombre de la mansión solariega en la que tiene lugar la trama, nos pone en contexto explicándonos la historia de las hermanas Ward: una se casó con un lord, con el que tuvo dos hijos y dos hijas, y todos viven en la susodicha mansión; la segunda contrajo matrimonio con un clérigo de buena posición, no tienen hijos y viven cerca de los anteriores; finalmente, la tercera se unió a un teniente sin oficio ni beneficio de la Armada Británica, viven en Portsmouth (al sur de Inglaterra y muy lejos del resto) y tienen más hijos de los que pueden mantener.
Esta última hermana, para aliviarse un poco económicamente, envía a su hija Fanny, de diez años de edad, a vivir con sus tíos y primos. Entre indiferencias, desprecios y burlas, la pequeña Fanny Price sólo halla cariño y apoyo en su primo Edmund, seis años mayor que ella. Con el paso de los años, Fanny se enamora secretamente de Edmund, pero la llegada de los hermanos Crawford, elegantes y sofisticados, trastocará las vidas de todos en Mansfield Park…
Como ya he señalado al principio, Mansfield Park es la novela más difícil de leer de Jane Austen, y ello se debe a varios motivos. En primer lugar, aunque suene paradójico, a causa de la propia protagonista, a la que la propia madre de Austen llegó a tachar de “insulsa”. Fanny Price, como pariente pobre e inferior de los Bertram de Mansfield Park, a veces llega a ser un simple testigo mudo e invisible de cuanto sucede a su alrededor. Además, carece de interés o curiosidad por aprender o por adquirir algún talento artístico, por lo que no evoluciona en absoluto (sí evolucionan otros como Edmund, que descubre que no es oro todo lo que reluce, o Tom, que comprende que un primogénito debe dar ejemplo de rectitud y seriedad y no hacer vida de crápula) y se pasa la vida llorando y suspirando por los rincones. De hecho, a veces es que no sé si darle dos collejas para que espabile y se dé a valer o abrazarla y cantarle una nana, porque en el fondo me da mucha pena. Sobre todo con la señora Norris criticándola y regañándola por puras nimiedades y con Edmund babeando por la hermosa Mary Crawford, femme fatale por excelencia de la literatura austeniana a la que Fanny, a pesar de todo, no puede evitar admirar.
En segundo lugar, la temática de Mansfield Park no está tan bien definida como en las otras novelas de Jane Austen, sino que la autora da varias lecciones morales al lector a través de los personajes. Como ejemplos, aparte de los ya mencionados, debo señalar los casos del severo sir Thomas, que comprende que no debe educarse a los niños con excesiva severidad ni estableciendo diferencias de trato entre unos y otros según su origen y condición, y del seductor Henry Crawford (el único con una oportunidad auténtica de volver al buen camino a tiempo y sin consecuencias), que paga su inconstancia perdiendo toda posibilidad de conquistar a Fanny (debo destacar que a Cassandra Austen, hermana de nuestra autora, le habría gustado verlos juntos al final del libro, como muestra de que es posible hallar la redención a pesar de todo). De hecho, es tal la heterogeneidad de este libro, que uno se encuentra hasta una crítica a la esclavitud de los negros a través de los pensamientos de Fanny. Sin embargo, esta crítica a la esclavitud también puede estar relacionada con que Fanny se siente identificada con los esclavos en cuanto a la situación de inferioridad e indefensión de ambos. Al menos, eso creo yo.
(De izda. a dcha., miniserie de 1983 y películas de 1999 y de 2007. Estoy viendo la primera, que está muy bien; la segunda no la recomiendo para nada y la tercera es aceptable.)
Es posible que toda esta perorata os haya desanimado e incluso alguno sienta que lo estoy disuadiendo de leer este libro. Nada más lejos de mi intención: Mansfield Park es un libro estupendo, y Fanny una heroína tan digna de cariño como las otras de Jane Austen. Así pues, no dejéis escapar la oportunidad de leer esta novela maravillosa.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros