Digo esto porque os podéis meter en los mismos líos que Catherine Morland, protagonista de La abadía de Northanger (Northanger Abbey). Jane Austen escribió la historia de Catherine en 1798, pero se publicó póstumamente veinte años después.
Esta novela se escribió en la época en la que estuvo de moda la novela gótica, que suele estar protagonizada por una muchacha bella, virtuosa y talentosa que se encuentra en grave peligro (un futuro casamiento forzoso, alguien que quiere eliminarla para hacerse con una gran fortuna…) y que tiene lugar en un castillo gótico en el que ocurren fenómenos espeluznantes y perturbadores. Sin embargo, La abadía de Northanger no es una novela gótica, sino una parodia de novela gótica, porque la autora juega con los tópicos del subgénero, retorciéndolos y modificándolos para (indudable) disfrute de aquéllos que estuviesen hasta las narices de las novelas de Ann Radcliffe, Horace Walpole y tantos otros.
(The Mysteries of Udolpho, de Ann Radcliffe, está considerada la novela más famosa del subgénero gótico. Si un día la pillo, ya os contaré)
Como ya he dicho, la protagonista de la novela es Catherine Morland, una chica de diecisiete años extremadamente aficionada a las novelas góticas. Tras una vida plácida y feliz en el campo, es invitada por sus vecinos, el matrimonio Allen, a viajar a Bath y conocer un poco de mundo. En la ciudad, entabla amistad con los hermanos Thorpe (John e Isabella) y los hermanos Tilney (Henry y Eleanor) y se ve dividida entre hacer compañía a unos o a otros. Sin embargo, la ingenuidad de Catherine, más acostumbrada a los libros que a los enredos de sociedad, le impedirá ver las envidias, ambiciones y rivalidades que se gestan a su alrededor…
De todas las novelas de Jane Austen, ésta fue la última que leí, ya que fue de las últimas en caer en mis manos (allá por la Navidad del 2010), pero la he disfrutado tanto como las otras, tanto por su trama como por el contraste que conforma tanto con las otras novelas de Jane Austen como con las novelas góticas (si bien lo único que he catado de este género ha sido Drácula y Frankenstein). Respecto a las primeras, se nota que el estilo de Jane es más optimista y alegre, más fresco. En cuanto a las segundas, se hace muy divertido ver cómo las cosas no son como debieran ser ya desde el principio, pues la autora ya nos presenta a la fantasiosa Catherine como una persona que lo tiene todo para no ser heroína de ninguna historia (vive con sus padres y un puñado de hermanos, es mala estudiante y físicamente, del montón bueno) y no para de desmontar tópicos góticos a lo largo de todo el libro. Además, cuando Catherine es invitada por los Tilney a la casa de éstos (una vieja abadía reconvertida en mansión), se lleva un chasco detrás de otro al ver que la realidad no se corresponde con la ficción (para mí, el mejor momento es la escena de los papeles del armario, simplemente hilarante).
En mi opinión, la mejor forma de empezar con la novelas de Jane Austen es saboreando la historia de Catherine Morland, de su amor por la literatura (compartido por la inmensa mayoría de héroes y heroínas austenianos) y de la necesidad de aprender a vivir con los pies en la tierra y dejar las fantasías exclusivamente para los libros. Bien está perderse entre sus páginas, pero sin olvidar jamás que la fantasía termina cuando se cierra el libro, y después toca enfrentarse al mundo real.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros
2 comentarios:
Tengo que confesar que me ha pillado muy de sorpresa esta actualización, más que nada por el tono de la crítica.
Casi da la impresión de que Austen hubiera pretendido ridiculizar la novela gótica con este libro, que sencillamente no disfrutara ella misma de este género, cuando no es así en absoluto. De haber sido así, no mostraría un conocimiento tan vasto de la literatura gótica, tan de moda en al época y que además sirvió a la propia Austen para curtirse como escritora.
Hay que tener en cuenta lo que creo que realmente critica Jane Austen: no a la novela gótica, su estilo y su popularidad, sino a cómo los jóvenes románticos se empeñaban en ver la vida como algo bello y catastrófico. Es por todos sabido cuántas almas atormentadas eran grandes escritores y artistas y sus trágicos finales.
En mi opinión esto es una llamada a la vida, a reconciliarse con ella y dejar el género dentro de lo artístico y vivir la vida con positividad. Hay que destacar que, por norma general, quienes más disfrutan una parodia son los aficionados al original, pues son los que más pueden relacionar conceptos.
Esto está claro cuando dices que has leído poca novela gótica, pues eso explica que no hayas podido encontrar los muchos guiños a diversas historias góticas no muy famosas que hace Austen, demostrando así que era tan aficionada como el que más al género. De hecho, la gente creía hasta hace poco que ella inventó los títulos de algunas de las novelas que menciona, pero han resultado ser reales.
En definitiva, creo que es una novela fantástica, de las más fáciles de leer de Austen, en mi opinión.
P.D: Creo que se te ha pasado que el Dr. Jeckyll y Mr. Hyde también es una novela gótica. Creo que ese también lo has leído, ¿no? Una novela mágica en muchos sentidos.
Lo cierto es que, después de leer "La abadía de Northanger", me acordé de las intenciones que tenía Cervantes al escribir "El Quijote" y pensé que, quizás, Jane querría hacer algo parecido. Yo veo esta novela como una recomendación de que está muy bien disfrutar de los libros, pero recordando que existe una frontera entre la realidad y la ficción.
Hablando de ficción, sí, no me vendría mal visitar la biblioteca en busca de novelas góticas con las que captar los guiños de los que hablas. Por cierto, gracias al Trabajo de Fin de Máster, yo ya sabía aquello de que los títulos mencionados en su novela eran reales, ya que entre la documentación para el trabajo saqué un artículo titulado "The Northanger Novelists". Cuando quieras, te lo paso.
P.D.: Gracias por recordarme al Dr. Jekyll y Mr. Hyde, no entiendo como se me han podido pasar...
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