Nueva recomendación (la última de este año) con nueva “frase mágica”, ésta sacada de la novela Peter Pan de J. M. Barrie. Sin embargo, la novela que recomiendo esta vez no tiene nada que ver con Peter Pan salvo el hecho de que es la novela favorita de una de las protagonistas de mi recomendación: El mismo mar de todos los veranos (1978), ópera prima de Esther Tusquets (directora de la editorial que lleva su apellido y de la editorial Lumen) que conforma una trilogía con El amor es un juego solitario (1979) y Varada tras el último naufragio (1980). La primera, escrita cuando la autora ya tenía cuarenta y dos años, recibió en su momento una excelente acogida, por su uso del lenguaje y por considerarse la primera novela “amoral” escrita en mucho tiempo en la literatura española.
La historia, que tiene lugar en Barcelona en los 70, cuenta la historia de Elia (que hasta hace pocas ediciones no tenía nombre), una treintañera de la alta sociedad barcelonesa. Morena, bajita, feúcha y mediocre, Elia siempre se ha sentido incomprendida tanto por su madre como por su hija (ambas rubias, altas, guapas y triunfadoras), por lo que tras la enésima infidelidad y el abandono de su marido Julio, Elia se refugia en su trabajo como catedrática de Literatura y se reencuentra con el amor y el deseo donde menos lo esperaba: Clara, una estudiante colombiana fumadora empedernida…
Es posible que alguno de vosotros esté pensando que este libro sea una novela erótica de contenido lésbico, pero mi respuesta es no. Sí es cierto que tiene su carga de erotismo, eso no lo puedo negar, pero no se sumerge completamente en el género. En realidad se trata de literatura femenina, género surgido en el mundo anglosajón y en el francófono en la segunda mitad del siglo pasado y que llegó a España tras el franquismo. Las autoras de este movimiento (como Elaine Showalter o Hélène Cixous, entre muchas otras) propugnaban que hasta el momento la literatura había sido un dominio prácticamente exclusivo de hombres y proponían una nueva literatura en la que se tuviese más en cuenta a la mujeres, sus inquietudes y en definitiva su forma de ser y sentir. (Se nota que lo he sacado de mis apuntes de clase, ¿verdad? Como que las explicaciones de mi profesora de Literatura Universal me entusiasmaron tanto que en cuanto empecé las pasadas vacaciones de verano fui enseguida a la biblioteca a buscar esta novela).
Volviendo al libro, éste se encuadra perfectamente en este movimiento de la literatura femenina, también llamada Écriture féminine (Cixous) o Le parler femme (Luce Irigaray): Elia vive rodeada de una familia que no la entiende, no se esfuerza por entenderla ni le permiten expresar sus sentimientos; se siente frustrada ante ello, y por ese motivo el amor de Clara, la única que comprende sus sentimientos y su situación, es su mayor consuelo para ella. Justamente por eso me gusta tanto la pareja protagonista: por su tierna relación ya no sólo amorosa, sino también de comprensión y amistad. Porque para ser amante de una persona, primero hay que ser su amigo.
En definitiva, queridos Rebeldes, después de haber convertido mi recomendación en un comentario de texto/lección de literatura/lección de psicología barata (porque consideraba necesario poneros en contexto), sólo me queda deciros que si buscáis algo distinto que leer, que juegue con el lenguaje como si hiciera malabarismos con las palabras y que tenga por único principio la búsqueda de la felicidad, este libro os gustará.
Hasta la próxima página,
La Rebelde de los Libros